Al maestro, con cariño.

Escribir estas líneas parecía una meta lejana, pero hoy tengo la dicha de compartir el éxito con todos quienes me ayudaron a lograrlo, entre ellos tu persona. Fuiste gravitante en el desarrollo sistemático de contenidos, con un método práctico y dirigido, pero no por ello falto de exigencia, al contrario, la exigencia aumentaba en la medida de mis avances, por lo que lograste encauzarme en las profundidades del derecho, logrando que mis conocimientos fueran afianzados y desarrollados transversalmente. Cada sesión de interrogación me entregó más de lo que realmente merecía, lo que contribuyó a que mi ansiedad disminuyera significativamente y así alcanzar el éxito en nuestro examen. Digo nuestro porque así lo siento, porque estuviste conmigo mientras desarrollaba cada pregunta con la precisión que me exigías, con la impronta alcanzada y con la humildad necesaria.

Soy un bendecido de tener a mis seres queridos apoyándome siempre, mi mujer, padres, hermanos, familia y amigos, los cuales conformaron la red de apoyo necesaria para abordar esta etapa culmine. Si algo puedo intentar plasmar de mi vivencia y que sirva de consejo a quién desee emprender esta cruzada es que nada se consigue sin Fe, sin esfuerzo, constancia y sacrificio, palabras que de seguro ustedes conocen y han vivenciado, pero cuando sientan que están por desmallar, con ganas de dejar todo aún lado, desahóguense, no se guarden nada, pues no sólo tendrán a un instructor de conocimientos sino que a un verdadero guía que los entenderá y animará a continuar.

Para quienes leerán mis palabras, no les quepa duda alguna que sobre este gran abogado y tutor, pesan grandes éxitos, pero por sobre todos ellos se destaca implacablemente su persona en la total dimensión del concepto. Hoy puedo mirar atrás y concluir que no sólo conseguí destacarme en mi examen, sino que logré encontrar a un maestro-amigo en el camino de la vida.

Deseo que también lo consigan.